Los paros y las huelgas son el último recurso de los pueblos para hacer sentir sus reclamos ante las autoridades y ante las empresas que existen desde varias décadas explotando los recursos naturales no renobables, quienes no son capaces de concertar con la población, más por el contrario dejan pasivos ambientales y sociales de altísimos costos. Aplastan comprando la justicia, amenazando y encarcelando a los líderes.
La población está cansada de discursos, necesita ver mejoras tangibles como son las carreteras, las infraestructuras educativas y la tecnificación racional y adecuada de la agricultura. Siendo ésta la más importante. En estos días de paro la población ha podido tomar conciencia de cuan dependiente es de los grandes sistemas productivos de fuera, y que internamente se vive siempre con un deficit productivo.
El paro como medio de presión está bien, pero al mismo es un tiempo de reflexión, para la toma de conciencia sobre la necesidad de contar con una productividad agrícola y pecuaria local sostenible. Los paros solo son efectivos cuando hacen sentir el desabastecimiento a las empresas y organismos públicos estatales. Frente a ello, las autoridades del gobierno de turno tienen que asumir compromisos de cumplimiento de sus deberes legales y sus responsabilidades sociales, mejor dicho éticas.
¿Dónde están los candidatos políticos, y lo alcaldes que no levantan su voz junto al pueblo patacino que pide desarrollo?